Apóyate en mí.
Aquí tienes mi mano,
mi hombro,
mi oído
para calmar la desolación.
Aquí escucho la mar cantar
cuando la luna huye al amanecer.
Ven y recuesta tu espalda,
pues el camino en solitario
cansa al grande y al pequeño.
Ven
que canta la mar
cuando la luna escapa.
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