Desaparecer era su aspiración.
Evaporarse como gotas de lluvia de verano
que se suicidan contra los cristales,
como agua de perfume
sobre piel limpia de poros abiertos.
Quería ser esencia sutil e invisible,
alma volátil, pero misteriosa,
agradable, pero intensa,
inconquistable, pero deseada.
Quería perdurar
como la historia contada de boca a boca,
como la clásica sonrisa en las fotografías,
como la tierna risa del bebé
satisfecho antes de dormir.
Quería flotar
como las pompas de jabón del baño relajante,
como la pluma perdida del pájaro pendenciero
como los globos que escapan de los cumpleaños
que suben y suben.
Quería elevarse sola y libre.
Así quería volar, bajo los efectos del orfidal.
Exhaló el tiempo sus últimos suspiros,
y se empinó en un día sin apuro,
alzose de puntillas para no despertar al sol,
cabalgó en la cola de un cohete,
se lanzó en los brazos de Bóreas
y se desvaneció como polvo de estrellas.
Imagen: The Night's Long Journey ©Cristie Henry- surrealism unit