Cuando ella se fue
te fragmentaste en varios pedazos
fuiste hermano, amigo, padre
pero hijo nunca más
y buscaste sus besos
en aquel humo del cánnabis,
en más de un cubata,
en el placer de la madrugada desnuda.
Entre la espalda y el cielo
no guardaste lágrimas,
sólo cientos de versos no escritos.
Entre tu frente y el cielo,
sólo surgió su sonrisa impresa en la niña de tus ojos.
Construiste castillos de concha y escarcha
con escaleras, terrazas y balcones
con todas las palabras que de ella heredaste.
La extrañaste a solas en tu camarote
con cama huérfana de casa ocupada
y le dibujaste cuentos de hadas y unicornios
con el humo del porro
y tu suerte transformó el dolor
en regalo navideño
y hallaste sonrisas en una carita
y a ella también le escribiste poemas
le pintaste la mente de colores
le heredaste tu euforia, tu imaginario interior
luego se fue él y perdiste la risa,
hasta perdiste tu brújula, dejaste de ser.
Y las horas volaron en caballos con alas,
entre abrazos y besos camuflados,
entre el amor y el desamor
encontraste tú "yo"
que renació para construir montañas de versos.
Lo escribí hace un año aproximadamente. Dedicado a un amigo muy especial.
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