Cuando bajo la ducha
cierro los ojos,
tan sólo pienso en tu boca
sobre mi piel mojada.
Tu lengua áspera parece lijar mi cuello cómo un gato
limpiando su cuerpo.
Y eso haces tú
eliminas mis temores, y
la rabia de la rutina diaria.
Muerdes las dudas de mis pezones
y yo te alimento como bebé hambriento que me devuelve
la plenitud de satisfacer
y juntos vibramos.
La ducha me empapa.
Mi cuerpo se estremece electrizado
por mis pensamientos.
Mis ojos siguen cerrados
imaginando tu lengua
lijando ya mis labios.
27/03/2015
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