Cuando pienso en todas esas palabras
que me dedicaste, amor,
siento que mi alma se suicida poquito a poquito.
Sin querer
queriendo,
Sin decir,
diciendo cada frase que expusiste,
arrancó un rayo de mi luz interior,
de mi fuerza.
de mi fuerza.
Con cada lágrima vertida
se abrieron agujerillos en mi pecho y mi lumyniscencia escapó.
Cada frase, cada verso, cada caricia se impregnó
con el fuego del amor y los celos.
Esos que crecían cómo mi amor por ti.
Hoy la llama de tu amor se ha extinguido,
llevándose la luz
que siempre me caracterizó.
La que ahora tan sólo encuentro cuando me reflejo en las chispeantes aguas del mar en las noches estrelladas.
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