Quisiera coser mis parpados
con alambre para siempre,
o mejor sellarlos con cola
para que no escapen
estas indomables lágrimas
que sin previo aviso inundan
la cara perfecta que a veces exhibo.
Quisiera extirpar todo sentimiento
de pena, de anhelo, de ternura,
de pasión, de amor
que provoca la transformación en mujer perfecta.
Quisiera ser un rostro sin nombre,
un cuerpo sin forma,
una nada escondida en un estuche de carne y hueso.
Hallar el valor para odiar
y para olvidar el daño.
Quisiera ser carcasa fuerte para soportar los envites de las palabras malinterpretadas,
que no mal dichas, los desplantes, los abandonos, las falacias.
Quisiera no ser yo misma.
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