Solo por ver
tus pícaros ojos enrojecidos,
tu sonrisa de carcajadas y pestañas cenizas,
por escuchar tus silbidos y piropos
por ver tus grandes manos hábiles
cubiertas de callos, cal y arena,
qué sería yo?
¿Qué sería sentirse una baldosa o una pared
para sentir esas caricias que a ellas les prodigas?
¿O el mortero que amasas y das forma a tu antojo?
¿Qué importa si yo estuviese emparedada?
Si así podría aún sentirte reír, gritar que quieres vivir.
Aunque yo sólo te vea a través de ladrillos y masa,
merecería la pena.
¿Qué pasaría si yo fuera una baldosa?
¿Me pisarías?
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