Los rayos del sol se ceban en tu piel
como agujas huecas para succionar tu sudor,
ese que me excita,
que reconozco entre miles
y cuando por circunstancias
que no puedes controlar rozas a una fémina,
llegas a mí con la mezcla de un olor
Un fuego me carcome con lentitud,
de afuera hacia adentro...
pero se contiene entre mis pulmones
y aspiro con fuerza,
y me calmo,
y siento tus dedos frotando mi cuello,
bajando por mi espalda como un baile
de besos sutiles que arrancan mis ganas
del fondo del espejo oscuro,
donde a veces las guardo
y me sosiego... me sosiego... me sosiego
y desaparece el pánico
ese que se esconde en mi vientre
cuando llegas a mí,
con ese aroma que desconozco.
16.02.2015
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