Pisas fuerte como un David
desafiando a Goliat
a veces con porte casi marcial,
los hombros cuadrados cargando
tus pesares como charreteras,
la mirada prendida en el horizonte.
Unas veces vuelas más que andas,
otras corres más que vuelas.
La calle anda y te recorre,
tú le permites descubrirte.
Tu andar la convence
para que desvele sus secretos
Y si la calle se desangra
tú la esquivas si puedes
para evitar que te infecte o te ahogue.
Ella insiste y se presenta de mil maneras
serpentea sus curvas,
pero aún así no te dejas seducir
Te creces en su morada
y tu frente se eleva
surfeando un horizonte de esperanza.
Dedicado al excolaborador de este blog Mikel Beltrán
4/11/20/2014
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