Sujeta al cuello de tu camisa,
abrazando tu fibroso cuello,
lo aprieto y lo pellizco a mi antojo.
Mi lengua olvida viejos remilgos,
y sus sensibles papilas
encuentran en el salitre,
el sabor perfecto, y en tu piel
la posta adecuada para hacer ventosa.
Mi vida está en tus manos,
¿o mejor decir, en tu cuello?
Tu cuerpo y el mio viven en simbiosis.
Yo te alivio tus tensiones
tú, eres alimento para mi vida.
Yo soy tú, y tú eres yo,
¿existencia o amor?
A veces me horroriza pensar,
que un día me arranques de tu lado,
por temor a que te desangre.
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