Hace un par de días desperté con parsimonia como otras veces. La claridad entraba por la ventana avisando del nuevo día. Me levanté despacio y caminé hasta el recibidor que está situado en forma de L desde la puerta de mi habitación hasta la cocina. Habría ido directamente a la cocina si no fuera porque en el medio del recibidor, delante de un mueble zapatero y entre las dos alfombras que cubren ambas partes de la L, estaba mi perro dormido tranquilamente en una de sus camas. Me llevé tal sorpresa que casi pienso que había alguna otra persona en casa. Y te preguntarás –¿Qué hay de malo o raro en qué el perro esté durmiendo en su cama en el hall?–Y te respondería– ¡Es que nadie puso su cama allí!
Sí, como lo oyes, nadie puso la cama del perro en el recibidor. En ese momento el encontrar a Rocky durmiendo a "patas sueltas" en su cama vieja en el hall, mientras su cama más nueva está en la cocina, fue desconcertante para mí. Si tenemos en cuenta, que la vieja suele estar en el estudio donde tengo mi zona de trabajo, y que está situado a seis metros del hall, nos preguntaremos quien movió la cama del estudio al recibidor. Pensé qué alguien que yo no esperaba, la puso allí, y como yo estaba sola, les llamé a mis familiares que tienen llave de casa y les pregunté. Nadie había dejado a Rocky en medio del hall.
Cuando entras al piso tienes la cocina a la izquierda de la puerta y del recibidor, a la derecha hay un pasillo de seis metros que lleva a uno de los baños y dos habitaciones, una de ellas, es el estudio al final del pasillo. Mi habitación y el salón están a la izquierda del recibidor.
Finalmente mi familia y yo llegamos a la conclusión que Rocky mismo había puesto su cama allí. ¿Pero cómo? Esa pregunta estuvo en nuestras mentes durante dos días y al cabo del tercero encontramos la respuesta. Volvimos a colocar la vieja cama en el estudio y seguimos con nuestra rutina habitual. Mi perro ahora siempre sigue una rutina nueva, divide sus siestas entre el sofá del salón y la cama del estudio. Por las noches duerme en la cama de la cocina, pero para las 7 am se despierta y va al salón o al estudio. Al tercer día mientras escribía en el ordenador, noté que Rocky hacía ruidos raros, bufaba, como si estuviera peleando. Lo miré y le vi arremeter con su cabeza contra su cama. Se restregaba el hocico, resoplaba y empujaba con su cabeza. Poco a poco fue desplazando su cama metro y medio muy cerca de la puerta del estudio. Cuando le vi moviéndola en dirección al pasillo, no pude evitar reírme; ya había descifrado el misterio de la cama del perro en el hall.
El mover o pelear con su cama es una de las últimas rarezas de mi perro. Son muchos los cambios que muestra. Antes dormía toda la noche y estaba muy tranquilo con excepción cuando le tocaba la comida y el paseo que se ponía muy nervioso, excitado y alegre. Al parecer tiene un reloj interno que le dice cuando le toca comer, incluida su merienda a las 5 o 6 de la tarde. Ahora parece estar nervioso y ansioso casi toda la tarde entre las 4 pm y las 9 pm. Va de una habitación a otra y se queda parado sin saber qué hacer. Anda desorientado por toda la casa. Tenemos que indicarle que se tumbe incluso cuando es la hora de dormir. Cuando se acuesta ya no duerme desde las 10 o las 11pm hasta las 12 am del día siguiente. Ahora duerme unas pocas horas y se despierta en medio de la noche y comienza a llamar la atención batiendo las orejas en el aire o bufando, y me despierto. Tengo que ponerlo en su cama y esperar a que se duerma como si fuera un niño pequeño.
Cuando alguien cercano a ti comienza a experimentar cambios de hábitos a los que no estás acostumbrado/a, se comporta de forma rara, parece haber olvidado todo lo que teníais en común, todo lo que alguna vez aprendió, terminas sintiéndote mal. Ha cambiado muchísimo mi Schnauzer pequeño, color sal y pimienta, de 13 años. Según la veterinaria padece demencia senil o síndrome de disfunción cognitiva.
Mi Rocky presenta un conjunto de síntomas como desorientación, confusión, falta de memoria, cambios de personalidad, trastornos del sueño, así como alteraciones en el comportamiento social, exploratorio y eliminativo.
En el caso de las personas las funciones cognitivas que se ven afectadas son la toma de decisiones, la memoria, juicio, orientación espacial, el pensamiento, el razonamiento y comunicación.
Los estados demenciales se caracterizan una degeneración paulatina de las células cerebrales producto del envejecimiento.
En ambos casos la terapia farmacológica ayuda a la mejora los estados de desordenes cognitivos, solo palia, pero no los cura. Los fármacos ayudan tanto a perros como personas a permanecer relativamente funcional durante algún tiempo. Es por eso que además de los fármacos y ejercicios cognitivos, debemos darles mucho amor y nuestra atención.
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