Según el propio Cortázar, su madre le relató que mientras esperaba su nacimiento en la cama del hospital, estaba muy nerviosa pues escuchaba muy de cerca las explosiones de los obuses durante el ataque del Kaiser y sus tropas que acabaron con la conquista de Bruselas.
A finales de la Primera Guerra Mundial, gracias a la nacionalidad alemana de la abuela materna de Julio, los Cortázar lograron emigrar a Suiza , y luego, vivieron un año y medio en Barcelona. En 1918 volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia hasta la adolescencia en Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires, junto a su madre, una tía y Ofelia, su única hermana, tras el abandono de su padre a sus seis años.
Banfield era un pueblecito de campo con calles no pavimentadas por donde la gente andaba a caballo y en carretas, "con una pésima iluminación que favorecía el amor y la delincuencia en proporciones iguales" según sus palabras, que hizo que su infancia fuera un poco "cautelosa porque las madres temían por los niños" debido al clima inquietante en que se vivía.
Para el niño Cortázar era, sin embargo, un paraíso vivir en una casa con jardines que recordaba con gusto (Los venenos y Deshoras, están basados en esos recuerdos infantiles), pero no fue totalmente feliz.
Según el propio escritor, su infancia fue brumosa y con un sentido del tiempo y del espacio diferente al de los demás. Fue un niño enfermizo y pasó mucho tiempo en cama, por lo que la lectura fue su gran compañera. Su madre le seleccionaba lo que podía leer, convirtiéndose en la gran iniciadora de su camino de lector, primero, y de escritor después.
Entre los ocho y nueve años ya había leído a Julio Verne, Victor Hugo y Edgar Allan Poe, este último le inspiró en sus primeros textos. Solía además pasar horas leyendo un diccionario Pequeño Larousse. Leía tanto que su madre primero acudió a un médico para preguntarle si era normal, y éste le recomendó que su hijo dejara de leer o leyera menos durante cinco o seis meses, para que en cambio saliera a tomar el sol. El niño hizo caso a su madre por algunos meses, pero luego continuó leyendo. Tuvo pocos amigos, pero amigos maravillosos.
Entre los ocho y nueve años ya había leído a Julio Verne, Victor Hugo y Edgar Allan Poe, este último le inspiró en sus primeros textos. Solía además pasar horas leyendo un diccionario Pequeño Larousse. Leía tanto que su madre primero acudió a un médico para preguntarle si era normal, y éste le recomendó que su hijo dejara de leer o leyera menos durante cinco o seis meses, para que en cambio saliera a tomar el sol. El niño hizo caso a su madre por algunos meses, pero luego continuó leyendo. Tuvo pocos amigos, pero amigos maravillosos.
Sus recuerdos eran imprecisos, a los 9 años, le volvían imágenes de colores, de playas y fue su madre quien le explicó que habían visitado el parque Güell con la obra de Gaudi y las playas de Barcelona a las que volvió en su primera visita a Europa.
Dada la calidad de sus escritos, su familia en especial un tío, y su madre, dudaron de la veracidad de su autoría, lo que generó un gran dolor, un trauma en Cortázar. Ese, junto con el descubrimiento de la muerte fueron los grandes dolores de su vida, según el autor.
Muchos de sus cuentos son autobiográficos y relatan hechos de su infancia, como Bestiario 1951, Final del juego, Los venenos,
Su primer cuento, «Bruja», fue publicado en la revista Correo Literario. En 1949 reunió un primer volumen de cuentos, La otra orilla. Regresó a Buenos Aires, donde comenzó a trabajar en la Cámara Argentina del Libro y ese mismo año publicó el cuento «Casa tomada» en la revista Los Anales de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis Borges.
Cortázar se sorprendió cuando supo que La Casa tomada tuvo "múltiples interpretaciones", una de ellas fue que el cuento era una alegoría al Peronismo, que era su reacción como argentino sobre lo que sucedía en la política. Él no descartó esa interpretación porque puede que él hubiese concebido el cuento de una manera simbólica.
Para él "fue algo bello" descubrir "la posibilidad de la múltiples lecturas de un texto". El propio Cortázar cuenta en varias entrevistas que el cuento fue "el resultado de una pesadilla". Él "soñó el cuento, sólo que no estaban los hermanos", había una sola persona, él. Algo que había en la casa le desplazaba de las estancias, "él iba retrocediendo" y poniendo barricadas, cerrando puertas con "esa sensación de las pesadillas de espanto total sin que nada se defina" hasta que la última puerta era la de la calle. Era "simplemente miedo en estado puro"dijo en una entrevista.
En 1947 colaboró en varias revistas, entre ellas, Realidad. Publicó un importante trabajo teórico, Teoría del túnel, y en Los Anales de Buenos Aires, donde aparece su cuento «Bestiario».
En 1949 publicó el interesante poema dramático «Los reyes», el cual según el autor le vino a la mente mientras viajaba en un colectivo. (ómnibus)
En 1949 publicó el interesante poema dramático «Los reyes», el cual según el autor le vino a la mente mientras viajaba en un colectivo. (ómnibus)
Los dos cuentos anteriormente citados serían incluidos más adelante en el libro Bestiario publicado en 1951. Poco después abandonó Argentina durante el Peronismo y viajó a Europa.
Durante los siguientes años el autor trabajaría en diferentes labores, sobre todo trabajos que solo le tomaban unas pocas horas para poder dedicarse a escribir.
En 1953 tras contraer matrimonio con Aurora Bernárdez, una traductora argentina, con la que vivió con dificultades financieras y por ello, y por su amor a la obra de Edgar Allan Poe, aceptó el trabajo de traducir sus obras completas para la universidad de Puerto Rico, y durante un año vivieron en Italia donde la vida era más económica. Fue un trabajo arduo, pero gratificante para Cortázar estar en contacto a fondo con un autor que admiraba. Luego viajaron a Buenos Aires en barco, y él mientras escribía a máquina una nueva novela.
En 1959 publica Las armas secretas, una colección de cuentos largos o novelas cortas en el que el escritor utiliza un recurso técnico que es la superposición de planos en tiempo y en espacio. De este se destaca la obra El Perseguidor sobre la figura de un famoso saxofonista, Johnny Carter ( Charlie Parker en la vida real).
Los hechos de la vida de Charlie Parker coincidían con la idea que Cortázar estaba buscando para el personaje de El Perseguidor: un hombre sin estudios, con problemas con las drogas y una visión del mundo, del tiempo y el espacio muy particular, quien a pesar de todo, sorprendía por sus conversaciones de tipo metafísicas, razonamientos profundos, etc. El autor reconocería más tarde que este sería el antecedente de la novela Rayuela.
Charlie Parker a la derecha
En 1960 aparece la novela Los premios en la que un grupo de personas hacen un viaje en un crucero que habían ganado como premio en una especie de lotería. El libro presenta al lector la posibilidad de hacer un viaje interior junto a los personajes de la historia, y seguir su evolución. Una vez más el problema de tipo existencial, del individuo. Escribir esta novela fue un reto para el autor pues fue la primera ocasión en que trabajó con quince o dieciséis personajes.
Historias de cronopios y de famas aparece en 1962. Cuenta el autor que en 1952 en París durante el entreacto de un concierto de Stravinsky, se quedó solo en su localidad, y en ese momento tuvo la sensación de que había en el aire personajes como globos de color verde, muy simpáticos y muy amistosos, se llamaban Cronopios. Cuando comenzó a escribir el libro fue descubriendo que los cronopios tomaban formas humanas, pero no llegaban a ser humanos del todo, que tenían conductas especiales: las del poeta, las del asocial, del hombre que vive un poco al margen de todo, y frente a ellos se presentan los Famas: los grandes gerentes de los bancos, los presidentes de las repúblicas, y la gente formal que defiende un orden. Luego estaban las Esperanzas aquellos personajes que se encontraban en el medio y que actuaban en dependencia de la influencia de los Cronopios o los Famas.
Durante los siguientes años el autor trabajaría en diferentes labores, sobre todo trabajos que solo le tomaban unas pocas horas para poder dedicarse a escribir.
En 1953 tras contraer matrimonio con Aurora Bernárdez, una traductora argentina, con la que vivió con dificultades financieras y por ello, y por su amor a la obra de Edgar Allan Poe, aceptó el trabajo de traducir sus obras completas para la universidad de Puerto Rico, y durante un año vivieron en Italia donde la vida era más económica. Fue un trabajo arduo, pero gratificante para Cortázar estar en contacto a fondo con un autor que admiraba. Luego viajaron a Buenos Aires en barco, y él mientras escribía a máquina una nueva novela.
En 1959 publica Las armas secretas, una colección de cuentos largos o novelas cortas en el que el escritor utiliza un recurso técnico que es la superposición de planos en tiempo y en espacio. De este se destaca la obra El Perseguidor sobre la figura de un famoso saxofonista, Johnny Carter ( Charlie Parker en la vida real).
Los hechos de la vida de Charlie Parker coincidían con la idea que Cortázar estaba buscando para el personaje de El Perseguidor: un hombre sin estudios, con problemas con las drogas y una visión del mundo, del tiempo y el espacio muy particular, quien a pesar de todo, sorprendía por sus conversaciones de tipo metafísicas, razonamientos profundos, etc. El autor reconocería más tarde que este sería el antecedente de la novela Rayuela.
Charlie Parker a la derecha
En 1960 aparece la novela Los premios en la que un grupo de personas hacen un viaje en un crucero que habían ganado como premio en una especie de lotería. El libro presenta al lector la posibilidad de hacer un viaje interior junto a los personajes de la historia, y seguir su evolución. Una vez más el problema de tipo existencial, del individuo. Escribir esta novela fue un reto para el autor pues fue la primera ocasión en que trabajó con quince o dieciséis personajes.
Historias de cronopios y de famas aparece en 1962. Cuenta el autor que en 1952 en París durante el entreacto de un concierto de Stravinsky, se quedó solo en su localidad, y en ese momento tuvo la sensación de que había en el aire personajes como globos de color verde, muy simpáticos y muy amistosos, se llamaban Cronopios. Cuando comenzó a escribir el libro fue descubriendo que los cronopios tomaban formas humanas, pero no llegaban a ser humanos del todo, que tenían conductas especiales: las del poeta, las del asocial, del hombre que vive un poco al margen de todo, y frente a ellos se presentan los Famas: los grandes gerentes de los bancos, los presidentes de las repúblicas, y la gente formal que defiende un orden. Luego estaban las Esperanzas aquellos personajes que se encontraban en el medio y que actuaban en dependencia de la influencia de los Cronopios o los Famas.
(Fin de la primera parte de una recopilación de datos sobre la vida del autor a partir de Wikipedia, y entrevistas)
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